jueves, 7 de junio de 2012

Cara de bueno, servicial


Cara de bueno, servicial,
de no queriendo molestar.
El titubeo desmembrado, aparatoso,
la voz entrecortada. Hilos invisibles
manejan esta marioneta de tics
y ojos susto.

Abandona la calle por unos días
pide disculpas por acudir al Centro
explica que la marea con poniente
sube hasta el rincón de la Caleta
donde duerme
bajo el balneario
entre mantas.

La voz de ex criado
en una mansión de lujo
fantasmagórica, siniestra, inexistente,
la risa de mueca agitada
la mirada despierta y triste
de soledad fastidiosa.

Son escasos tres días.
La marea alta con levante
no sube tanto
hasta los tobillos
la lengua de espuma
acercándose sigilosamente
los otros bultos
entre sombras
espiándose a ver si han sido
engullidos
como Jonás
el ballenero indigente.

Al segundo día no comparece
es que llegaba tarde
de no sé qué no sé qué en Jerez
y no le daba tiempo
y se dijo
me vuelvo a mi rincón
no me lo quiten
que el suelo público también
se ocupa en usufructo
para la pernocta
tambaleándose de vino
calentorro.

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