martes, 20 de noviembre de 2012

Macareno, la voz de cascarrabias-terminator



La voz de cascarrabias-terminator:
enlatada, desabrida, rota.
La risa grotesca. El rostro anfractuoso.
Reniega de los “bultos sospechosos”
(son como él: indigentes de baja estopa).
Los echaría de comer a las hormigas caníbales
de los bloques, y allí, poco a poco,
los fueran devorando, hijos de puta.

Sor Nieves pasa de largo, renqueante.
En una mano el bastón, en la otra
el brazo de otra monja. La saluda atrompetado:
“¡Qué bien camina, Sor!”, los hábitos alejándose.
Risa diabólica.
El comedor social chapado.

Siempre hay un jefe de la guardia civil, o
del ejército… que lo tiene por amigo, al que
abastece de chucherías belicosas: insignias,
hebillas, balas usadas…
En la cintura, bajo la camisa, una alarma
antivioladores, para cuando se le acercan de
noche a su bulto bellodurmiente y maloliente con
intenciones ladronzuelas o simplemente traviesas
(de pegarle fuego o rociarle de pintura). Más de un
sobresalto de miocardio se llevó alguno.
Risa estrepitosa, de sirena bombera. Pitido agudo
demostrativo, en toda la calle María Arteaga.
La boca desdentada con disimulo.

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