»Hijo de puta, te rajaba la cara si no tuviera el brazo chungo, si fuera
el izquierdo el jodido. ¿Qué culpa tengo yo si toso? No te dejo dormir... ¿Y
yo? No puedo por el dolor del brazo y la tos, la tuberculosis... Ay,
virgencita, mamá, mamá, me duele el brazo... Ay, merceditas..., por mi mujer,
mi ex… Me acosté a las diez, caí redondo, por las pastillas... Tengo tres
tranxilium-día, me tomo seis; la caja, que debería durarme un mes, se me acaba
en dos semanas. No me hacen efecto si no tomo más de la cuenta. A las seis de
la mañana me despierto, paseo arriba y abajo, toso, no muevo el brazo, como
digo, para llenar el estómago... Hijo de puta, te rajaba la cara... Cuando
tenía el brazo bueno llevaba un machete así de largo, con él le cortaba la
cabeza, la metía en una mochila, me marchaba a Puerto Real, al hospital, a la
cuarta planta, al psiquiátrico, Tengan: abran la mochila, la cabeza de un
cabrón, hijo de puta.
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