viernes, 11 de mayo de 2012

Jefferson es venezolano

  Jefferson es venezolano. Mi compañero me indispuso contra él, al darle el relevo: "No merece la pena. Es un vive la vida." A y diez estaba golpeando la puerta, no bruscamente. No la abro y hablo a través de la madera. Le hago sufrir. "Ya es tarde." Que si no conoce esto y se perdió, que si vino corriendo, que si por su reloj son y cinco... Yo: las típicas contrarréplicas. Hay muchos aquí extranjeros y no se pierden, y llegan a tiempo, y tienen el reloj en hora porque por el mío son y diez... La voz es moderada, correcta, razonable. Tanto que me vence su ulterior y más aguijante argumento: "Entonces me vais a dejar en la calle y mi cama desocupada, puesto que por esta noche nadie más entrará." Superó la prueba. Al abrir la puerta insisto con rotundidad. Él dice: "Vine corriendo." Yo digo: "Pues hay que correr más." Él dice: "Por mi reloj son y siete ahora." Yo digo: "Pues tu reloj va mal porque el mío es el que cuenta y tengo y doce." Eso sí, le envido una sonrisa para destensar la situación. Él la nota. "Mañana que no te pase, que te quedas fuera." Asiente y se va escaleras arriba a la cama. Fino de cuerpo, altillo, un pañuelo en la cabeza, bisutería en los dedos y manos.

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