viernes, 4 de mayo de 2012

Santi y su nieto

  »Ojú qué niño más guapo; me quedé pasmao, al verlo tras el cristal... Rubito, los ojos azules... ¿Quién sería el padre? Cualquiera sabe. Algún guiri; un guiri guapo; guapo de verdad. Si no, no se explica; porque mira que es guapo el niño... Los míos nacieron feos; mi hija, fea, cosa que sigue siéndolo; y gorda; mira que nació gordita; y ahora... escuchimizá. Mi nieto ha pesao un kilo trescientos. Poco. Muy poco. Pero está bien; bien de salud; lo ha dicho el doctor. Ni esperaba que estuviera tan bien de salud, ni que fuera tan guapo. Cuando preguntó el doctor quién era el padre, le respondí: no lo sabemos; algún guiri. Si me hubiera hecho caso y hubiera usado preservativos no existiría mi nieto. Yo le decía que los usara: uno, porque no cogiera una enfermedad; dos, porque no se quedara preñá. Pues si quieres que los use, tráemelos. Hija puta. Y yo iba como un tonto al Centro de Salud, y eso que me los negaban. Me los negaba una doctora que conocía a mi hija: ¡Que se los compre con el dinero que gana prostituyéndose! Hasta que me mosqueé el día que vi darle un puñado a una puta emperifollá: ¿Esa no podía comprárselos también? Como no me diera a mí pa mi hija la rajaba la yugular allí mismo. El segurita vino, aunque se cuidó de tocarme. ¡Como no me des un buen puñado te rajo! ¡No hay deresho que ésa los reciba y pa mi hija no haya!... Así que, me hizo caso, y plantó un buen montón sobre el mostrador. ¿Y pa qué? En cuantito mi hija los gastó volvió a follar a pelo. Hija puta. Gracias a eso existe hoy mi nieto. Guapo, guapo... Solo que pa verlo hay que ir a la casa cuna. Lo mismo que entonces no gastó en preservativos, luego tampoco gastó en el niño. Tó pa heroína. Es una enganchá. El juez tutelar le preguntó si lo daría en adopción. Dijo que sí. Yo, que no. No porque a ella la di en adopción y fíjate cómo me ha salío, y eso que la madre adoptiva la quería, la cuidaba, le daba educación y todos los caprichos. Lo que no ha sufrío a cuenta de ella... Ha salío mu mala, tan mala que una vez intentó matarme. La pillé en el piso con uno. Le había dicho que no me trajera allí a los tíos. Del mosqueo los encerré bajo llave; ya se me ocurriría lo que hacerles. Pero ella me cogió en la calle, después de escapar por la ventana, discutimos, forcejeamos y, cuando vio venir un coche, me empujó. Estuve una semana hospitalizado; luego la denuncié; fui a por ella; llevaba las de ganar. Cuando estuvo todo encarrilao y el abogao me aseguró que le caerían de doce a quince años y al salir tendría treinta y dos y el niño diez o doce... ¿Qué niño? ¿No sabes que tu hija está preñá?... Retiré la denuncia. Después de todo era mi hija... No sé cómo aún atrae a los tíos, la heroína le mata, está escuchimizá, chupá... No sé cómo coño ha parío un hijo tan guapo. Rubito, los ojos azules, blancuzco... ¿De un guiri? Un niño con suerte. Me refiero a que ya es rico. La madre adoptiva de mi hija lo había nombrado su heredero y ha muerto. A mi hija no le ha gustado ver pasar de largo tanto dinero. Si hubiera sido una persona normal lo habría disfrutado. El juez tutelar se lo administrará hasta que cumpla los dieciocho años. Entonces será suyo. Esperemos que no salga un drogata como su madre. Ni como su abuelo. Es guapo, guapo… el hijo puta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario