»Estoy el tercero
en la lista de espera. El viernes por la tarde me telefoneó la asistenta:
Santi, Me ha avisado Pedro R., Estás el número 3, Posiblemente la semana que
viene ingreses.
»Iré a Almería, lo
prefiero en vez de Córdoba; por el mar. Ya estuve en el CPD de Tarifa; el otro
que hay en la provincia de Cádiz es Punta Europa, Algeciras. A Pedro R. le advertí:
Como esta vez me den el alta forzada a los tres meses me suicido, Cojo una
inyección y me meto matarratas por la vena... Por favoritismo. ¿Sabes lo que es
favoritismo?, me preguntaron. ¿Que no sabes lo que es favoritismo? Santi: ¿Tú
no querías estudiar abogado en la cárcel? ¿Y no sabes lo que es favoritismo?
No. Hacer favores. Tú has hecho favores, y eso es antirreglamentario... El
centro es llevado por los internos: la comida, la limpieza... Yo era el
encargado de lavandería. Uno me pidió lavar una ropa extra. No puedo. Venga,
Santi. Hagamos una cosa: Cuando nadie te vea deslizas la bolsa de ropa sucia
bajo mi cama. Así me fui comprometiendo. Hasta que se chivó un nota… Hijo de
puta, maricona, chivata. Me voy a follar a tu madre y a dar por culo a tu
mujer, Ayer quisiste mamármela y te dije que no, maricón, por eso te has
chivado, Estuviéramos en la cárcel te rajaba la cara, hijo de puta… Se quedaron
pasmados… Quise que figurase expulsado, no alta terapéutica, llevaba sólo tres
meses; pero me la dieron; y normalmente se logra entre nueve meses y un año.
Por eso le dije a Pedro R. que me suicidaba como esta vez me dieran el alta
forzada.
»Me trasladaron a
El Dueso, Santander. Anunciaron por los altavoces: Santiago Moreno Viagas
preséntese en el módulo 1. El nombre lo reconocieron varios de Cádiz: Hombre,
Santi, El que mató al Manteca, Bienvenido... Me ofrecieron compañero: ¿Con
quién quieres compartir celda?, Pues uno que no sea malote. Se llamaba fulanito.
El primer día me dice: ¿Te piensas drogar, Santi? Sí. Por favor, no lo hagas en
la celda, me quité y prefiero tener la droga lejos. Así que, al tigre; como
casi todo quisqui: uno fumando, otro plata, otro pastillas (el panorama de
drogadicción en un tigre es sórdido y repugnante). Al mes y medio quise ir solo
a una celda. ¿Era posible? Había una que nadie la quería: la de Rafi Escobedo,
al que acusaron de asesinar a los Urquijo. El no fue y... En ella había aparecido
ahorcado, se había suicidado en apariencia. Del brazo colgaba una jeringuilla
con cianuro, eso lo había matado. Los funcionarios lo colgaron para que pareciera
un suicidio. Pagué por la celda. Las celdas se compran.
»¿Que cómo entra
la droga en las cárceles? Mujer, le escribes: Tráeme 100 g de coca, 100 de
heroína, 200 de hachís y 40 pastillas de tranxilium y tranquimazín. El día del
bis a bis las pasaba a escondidas en el coño. Le pasan la raqueta. Pita: pi,
pi... A ver, quítate el cinturón; quítate lo otro... Y no deja de pitar...,
hasta que lo dejan por imposible. El marido le ayuda a sacarse las bellotas y
éste, embadurnado de nivea, se las mete en el culo; o bien se las traga; aunque
es preferible lo primero. En el caso de tragarlas tardas más en expulsarlas, un
par de días o así, a lo mejor hasta debes recurrir al médico para que te ponga
un enema: Es que llevo varios días estreñido... Pero das demasiado el cante.
Terminado el bis a bis en el patio te abordan los compañeros: Dinos, ¿Qué te
trajo tu mujer?, Nada, Venga, Enróllate, ¿Qué te trajo?... Te enrollas con un
grupo y ese te acaba protegiendo, impidiendo que otros te acosen: A este, ojito
con molestarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario