lunes, 31 de diciembre de 2012

Santi, el tercero en la lista de espera.


 
  »Estoy el tercero en la lista de espera. El viernes por la tarde me telefoneó la asistenta: Santi, Me ha avisado Pedro R., Estás el número 3, Posiblemente la semana que viene ingreses.
  »Iré a Almería, lo prefiero en vez de Córdoba; por el mar. Ya estuve en el CPD de Tarifa; el otro que hay en la provincia de Cádiz es Punta Europa, Algeciras. A Pedro R. le advertí: Como esta vez me den el alta forzada a los tres meses me suicido, Cojo una inyección y me meto matarratas por la vena... Por favoritismo. ¿Sabes lo que es favoritismo?, me preguntaron. ¿Que no sabes lo que es favoritismo? Santi: ¿Tú no querías estudiar abogado en la cárcel? ¿Y no sabes lo que es favoritismo? No. Hacer favores. Tú has hecho favores, y eso es antirreglamentario... El centro es llevado por los internos: la comida, la limpieza... Yo era el encargado de lavandería. Uno me pidió lavar una ropa extra. No puedo. Venga, Santi. Hagamos una cosa: Cuando nadie te vea deslizas la bolsa de ropa sucia bajo mi cama. Así me fui comprometiendo. Hasta que se chivó un nota… Hijo de puta, maricona, chivata. Me voy a follar a tu madre y a dar por culo a tu mujer, Ayer quisiste mamármela y te dije que no, maricón, por eso te has chivado, Estuviéramos en la cárcel te rajaba la cara, hijo de puta… Se quedaron pasmados… Quise que figurase expulsado, no alta terapéutica, llevaba sólo tres meses; pero me la dieron; y normalmente se logra entre nueve meses y un año. Por eso le dije a Pedro R. que me suicidaba como esta vez me dieran el alta forzada.
  »Me trasladaron a El Dueso, Santander. Anunciaron por los altavoces: Santiago Moreno Viagas preséntese en el módulo 1. El nombre lo reconocieron varios de Cádiz: Hombre, Santi, El que mató al Manteca, Bienvenido... Me ofrecieron compañero: ¿Con quién quieres compartir celda?, Pues uno que no sea malote. Se llamaba fulanito. El primer día me dice: ¿Te piensas drogar, Santi? Sí. Por favor, no lo hagas en la celda, me quité y prefiero tener la droga lejos. Así que, al tigre; como casi todo quisqui: uno fumando, otro plata, otro pastillas (el panorama de drogadicción en un tigre es sórdido y repugnante). Al mes y medio quise ir solo a una celda. ¿Era posible? Había una que nadie la quería: la de Rafi Escobedo, al que acusaron de asesinar a los Urquijo. El no fue y... En ella había aparecido ahorcado, se había suicidado en apariencia. Del brazo colgaba una jeringuilla con cianuro, eso lo había matado. Los funcionarios lo colgaron para que pareciera un suicidio. Pagué por la celda. Las celdas se compran.
  »¿Que cómo entra la droga en las cárceles? Mujer, le escribes: Tráeme 100 g de coca, 100 de heroína, 200 de hachís y 40 pastillas de tranxilium y tranquimazín. El día del bis a bis las pasaba a escondidas en el coño. Le pasan la raqueta. Pita: pi, pi... A ver, quítate el cinturón; quítate lo otro... Y no deja de pitar..., hasta que lo dejan por imposible. El marido le ayuda a sacarse las bellotas y éste, embadurnado de nivea, se las mete en el culo; o bien se las traga; aunque es preferible lo primero. En el caso de tragarlas tardas más en expulsarlas, un par de días o así, a lo mejor hasta debes recurrir al médico para que te ponga un enema: Es que llevo varios días estreñido... Pero das demasiado el cante. Terminado el bis a bis en el patio te abordan los compañeros: Dinos, ¿Qué te trajo tu mujer?, Nada, Venga, Enróllate, ¿Qué te trajo?... Te enrollas con un grupo y ese te acaba protegiendo, impidiendo que otros te acosen: A este, ojito con molestarlo.

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