jueves, 19 de enero de 2012

Respiras libertad


Respiras libertad en un pobre Centro.
Saliste de León, de la cárcel, recientemente.
De paso hacia Canarias, con el papel del Ministerio.
Veinte días encerrado, para que su hijo no pagara.
La habitación, sobria y austera, logro de una noche
que se las prometía canutas en la Policía, te parece de lujo.
Rebosas agradecimiento y quieres explicar los pormenores
y entender cómo funciona todo, los mecanismos de las rutinarias
normas que para ti son dechado de novedades.
Tu ojo estrábico y nublado por un punto opaco,
subraya el entusiasmo de este ingreso nocturno,
cuando ya te veías vagabundear por las calles.
Un día más. Desde luego. Lo tendrá con que hable con la
Asistenta Social. Hasta tomar el ferry a Canarias.
El acento característico, jovial.
Las comparativas con el tiempo estival todo el año
y los fríos que ha padecido en la celda, en León.
Habían preguntado por teléfono y el conserje zanjó:
-Está completo.
Al personarse por probar suerte, estaba yo (no el otro),
y le hice hueco en la habitación de las mujeres, vacía,
para reinstalarlo a la mañana.
Para unos el Centro es deplorable (recuerda a Rafael Pelayo).
Para otros un festín de novedades.

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