martes, 10 de enero de 2012

Jodar, el cojo

La suela del tenis derecho
luce un alza
le ha costado 20 euros
mucho más barato que en Madrid.
Otras cosas le asombran de aquí:
las voces para llamarse la gente: ¡picha!, ¡carajo!
Y las discusiones teatrales que hacen gracia.
Y la falta de papel higiénico en los bares,
porque los hurtan.

El renqueo es aparatoso,
aunque está acostumbrado,
le pasó con 14 años.
Huían de robar la caja de caudales
de una fábrica
en dos coches
4 millones de pelas
se despistó y rodó por un precipicio
dando vueltas de campana.
Le sacaron por la ventanilla
solo pendientes de la brecha en la ceja
(queda la cicatriz, aproxima el rostro achatado,
el mentón prieto).
Al cabo de las horas notó las molestias,
las dificultades al caminar
(de las horas de gasto del dinero en droga y
mujeres “finas”).
Las radiografías revelaron dislocación
de la cadera derecha y
fractura de la rótula.
La cojera le acompañó
el resto de pillerías hasta la fecha.
No se la opera, aunque le han explicado
el ensamblaje de la prótesis. Porque tiene el “virus”
y, por tanto, las defensas bajas.

Entre las manos gruesas, bastas, como
inflamadas y endurecidas, sostiene una cadena
que encontró en el suelo: buena para una pelea, aunque
la emplearía más gruesa (ensaya el giro de muñeca
y el latigazo, a compás de un paso cojo).
Me la da; por si la necesito…
(para amarrar la bici, claro.)

Hoy hace un día soleado.
Ideal para solazarse como una lagartija
y fumar unos porros.

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