Cuando veo los ojos hinchados
el cansancio de la noche y de la vida subidos al rostro hosco y cetrino
la rabia contenida y la resignación confundidas entre las volutas del humo del tabaco
la esperanza convertida en ceniza esparcida por el suelo de pisadas
la ilusión cansina apretada en exageradas mochilas o maletas
los cuerpos enjutos, huesudos, macilentos
las ropas ásperas, holgadas, sucias
la protesta y el fastidio asomados a la boca seca y cuarteada
la carga de las desdichas sobre la espalda encorvada
los hombros encogidos, la apariencia borrosa,
desdibujada, lánguida, bronca...
Me pregunto: ¿Quiénes sois,
que me hacéis envidiar?
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