miércoles, 7 de diciembre de 2011

Santi en Francia

Estuvo en prisiones francesas.
Le pedían treinta años por pertenecer a la Mafia.
Un día alternaba en un bar de Marsella con su colega Dionisio.
Este profirió en español:
- La Mafia francesa me come la polla.
No esperaba que allí uno supiera español.
Le llamaron aparte, a un despacho, un viejo, toda la vida ligado a ella.
- Elige arma -le dijo, abriendo un cajón; había hasta una ametralladora automática.- Tendrás que matar a tu amigo por bocazas o moriréis los dos.
Intentó oponerse. Él no había dicho lo de la mafia francesa le come la polla.
Tuvo que acceder:
- Está bien. Pero déje. Tengo arma propia.
- Tienes 24 horas para matarlo... un tiro en la teté… (la cabeza).
Naturalmente, no lo hizo.
Les encontraron a los pocos días.
Fue una persecución de película: disparaban ráfagas de ametralladora desde un coche mientras ellos corrían; les pasaban rozando, silbando.
Tenía 22 años, Dionisio 40. Él no podía seguirle.
Lo mejor fue entregarse a la policía:
- A mí la legión. Somos de la legión. Queremos ir a Indonesia. A la guerra.
Estuvo preso en la Chartenne 50 días. Le pedían treinta años.

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