jueves, 22 de diciembre de 2011

Dione. Lazos con el mar.


Lazos con el mar, durante ocho días.
Montañas de agua, por todos lados.
Mojados todo el tiempo. Exánimes
de apenas alimento. Sed salada.

Modou, 15 años.
Otros treinta en el barco.
El patrón se orienta por GPS.
(Hay que evitar las costas de Marruecos y
Mauritania…) Apaga el motor
cuando hay tiburones (qué siniestras
las aletas). Disfrutan cuando
hay delfines (espectáculo formidable).

Noches sin dormir, vaivén
amenazante, gemidos acongojados,
chapaleo contra la tabla (agua,
agua, agua…)

Eternos ocho días de patera.
Miedo, frío, me cuentas, sed engañada
con agua de mar, inanes, de haber tirado
el alimento a los dos días, por orden el patrón
(¿truco para arribar famélicos?
¿de verdad creían estar cerca?)

El segundo de siete hermanos (los otros se quedan).
El padre pagó la aventura, el sueño africano,
la Europa prometida.

Los fantasmas de Mbrouvaille, cerca
de Dakar, no son supersticiones, aquí
se corporeizan de noche, bajo el síndrome alucinatorio.
Desatan sus lenguas, pierden la cordura, caminan rectos,
hasta rebasar la borda, caer al agua, los demás absortos,
aherrojados a la pesadilla.

De día achican agua, los tentáculos de espuma
que arañan el casco e irremisiblemente lo anegan.
Los débiles apenas vomitan un hilo de bilis, una
convulsión vacía.

(Perdidos en la ciudad, programa de televisión,
nos reímos. Los destellos del aparato apenas mitigan
su mimesis total con la oscuridad de la noche.)

A doscientos metros de la costa canaria, la Guardia Civil
los detecta. Lo celebran sin efusión. Están exangües,
la Cruz Roja los envía al Hospital.

Menor de edad. ¿De qué país
dices ser? Según las leyes de repatriación.
También las embarazadas se quedan
(hablan de un semental en la costa).
El patrón se juega la prisión.

(Risas cuando la tribu keniata visita
el museo de cera y cree que son muertos
disecados. Terror tribal en los rostros.)

Le costearon el viaje a Madrid,
Tarragona, Puerto Real, Cádiz…
Juega al fútbol y vende baratijas en Columela,
la Secreta le pide los papeles, en un despiste
corre. Envía dinero a los padres.

Cumple los 20 años en el Centro,
le regalan una bici con la rueda pinchada,
le traigo una cámara.
Le doy leche con galletas o la
cena sobrante, lo que huelgan mis
estrictos compañeros. Nació
con hambre, hambre ancestral, milenaria.
El silencio es una mala vitamina.

Me cuenta entresijos,
yo toco unos hilos, algo mejoro,
al cabrón de turno, le leo la cartilla.
Tú tranquilo, no pierdas el control,
no la cagues.
Y si te embroman con que la derecha
os echará de España, no te marches
a Inglaterra, esto es un nido
de víboras, ya lo sabes.
Quédate. Te ayudaremos.
Lo mereces.

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