viernes, 30 de diciembre de 2011

Dione juega al futbol en la playa Victoria


  Dione Modou juega al fútbol en la playa Victoria, con unos ingleses, siempre se congregan unos cuantos, con deseo de echar el rato. Él viene casi todos los días desde que está en Cádiz. Los ingleses, a los cinco minutos, jadean. Él está sobrado de forma. Claro. Es negro. De Senegal. Veinte años. Desde niño tuvo que correr delante de los leones… (la broma la acepta de buen humor, es muy sociable y salado).
  Hace cuatro años desembarcó en Tarifa, en una patera. Ya se imagina la odisea. Ha aprendido rápido el idioma, no en Madrid, a donde primero fue, de lo cerrada que allí es la gente, en Andalucía (Huelva, Almería…). Quiere quedarse en Cádiz. Le gusta esta ciudad. Y quiere jugar al fútbol.
  Ha hecho pruebas con varios equipos regionales y de tercera. En todos causó impacto. En uno estuvo seis meses jugando, sin contrato, cobrando en negro (a él no le importa, no es racista). Pero siempre hay problemas de papeles o de vivienda.
  Así que en la siguiente prueba, una vez admitido, exigió se le arreglasen los papeles, para no ser abortadas sus ilusiones en unos meses. Lo mandaron a paseo.
  Es risueño, ojos saltones y afables, pelo crespo, negro de noche de luna nueva y nubes sobrecargadas, complexión atlética. El balón en sus manos no puede dejar de jugarlo, en plan malabar, en plan foca de circo. Tiene su equipo favorito, español, por supuesto, que defiende con sobrados argumentos. No lo mencionaremos, por respeto al contrario.
  Una noche cayó de bruces y acudió la ambulancia. La primera inspección médica decretó: crisis de ansiedad y cefalea. Persistió una fiebre repentina, delirios y desmayos. El balón bajo la cama, triste. Ibechi, su presunto amigo, también negro, más tirando a marroquí que a senegalés, no lo acompañó, sí una pareja joven de cordobeses: Alejandro y Belén.
  Estos pospusieron el regreso a Córdoba por acompañarlo. Alejandro había sufrido un cólico y había recibido su visita. Estaba en deuda, pues (la juventud se entiende, se comunica…, no importa el país). La pareja discutió, Belén no tenía claro tanto desvelo. Resultó una actitud repelente, pese a la armonía y candidez de su rostro y su gordura.
  Alejandro pasó toda la noche al lado de Modou, mientras le hacían pruebas. Esperaba, le hacían pruebas, pasaba la consulta… Varias veces se repitió esta secuencia.
  A la mañana siguiente, el diagnóstico médico decretó meningitis. Quedaría aislado y en observación durante unas semanas. Al cabo se recuperó y regresó al Centro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario