lunes, 12 de diciembre de 2011

Naufragios

Fco Heredia: He sufrido tres naufragios. Uno a las cuatro de la mañana, yo en calzoncillos, el barco lo ves hundirse desde el bote salvavidas, los güevos de corbata. Mientras no aparece un barco que te rescate, allí a la puta deriva. No le tengo miedo a la mar, me da igual donde morir, en tierra, en mar... Salí follao, y al saltar al bote, uno histérico agarrado a mí, ¡el barco se hunde y tú con él! Cabrón, al final, a la fuerza, entre dos pa dentro. Hoy se abren solos los botes salvavidas, antes allí, nunca usados, nadie sabía botarlos. Explotó una caldera, una ola casi nos vuelca. Llegó un mercante. Todos nos salvamos.

Eugenia P. (ríe, asiente, remacha): Si volviste, es que te gusta. Sarna con gusto no pica, es un oficio como otro cualquiera. El albañil en lo alto un andamio, el minero bajo tierra. Riesgo, sí; pero te gusta.

Fco Heredia: En el año 82, el barco se hundió, y todo mi dinero con él. Desde entonces no ahorro, dinero que gano, dinero que gasto.

Eugenia P.: Pues yo si quiero pescao, saco la caña. Ja, ja.

Fco Heredia: ¿Sabes lo que son 90 días en la mar? Cada 40 días tocas puerto un día. Quince personas, las mismas caras, los mismos cuentos, los mismos pedos. A los dos días ya te sabes toda la parentela de todos.

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