martes, 10 de abril de 2012

Larga de los conserjes.

Larga de los conserjes, es amigo de ellos,
no tiene problemas en decirles a la cara:
“No valéis para este puesto.”

Está a poco de alcanzar la gloria de un piso
alquilado gracias a su trabajo en el bar Gol, a
pie del Estadio.

La madre no lo quiere en casa por sus malas
compañías. “Si le hubiera hecho caso”, convino
en su momento. Cabra loca.

Afeitada la cabeza, apresurada el habla, incisivo,
curioso hasta rozar la impertinencia.
Desbarró una vez: “Aquí nada mas hay mierda. ¿Recordáis
el Titanic? El barco dividido por clases sociales.
Pues en la más baja es donde se concentra lo peor, lo más
rastrero.”

Del Centro: “Tener que lavar la ropa a mano, con jabón
lagarto. Indignante.”
Todos saben llevar y mejorar el centro como nadie.
Cuando la asistenta supo que le quedaba apurar un día
y luego marcharse, dijo: “Más que él, me alegro yo de que se vaya.”
Me da a mi que: “Rafael. Tú tampoco valdrías
para este puesto.”

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