lunes, 9 de abril de 2012

Santi, salí en el dos mil


  »Salí en el dos mil de cumplir 15 años y 4 meses por asesinato, maté a un violador, Bartolomé Rodríguez, el manteca, un narco conocidísimo, ¿te suena?; sí hombre, joé: el manteca, de la Línea. Después me he tirao seis años libre hasta que me han detenío. Yo qué voy a amenazar al doctor aquel si es amigo mío; se lo inventaron. La policía me conoce; mira mis antecedentes, y claro: a por mí. Yo no me meto en na. Estoy pendiente de ingresar en el CPD. Por las mañanas en el Olivillo, la metadona, a las once. Hasta las doce y media en la plaza las Flores, sentaíto tranquilo; no me junto con el grupo que ha dormido en la calle, dispersos por cajeros y calles, se ponen a beber lo primero, sin desayunar; drinky con el estómago vacío, es una burrada. A esa hora, a comer a María Arteaga; luego la siesta en los jardines del paseo Canalejas, a la sombra de un árbol. Busco la manta escondida entre las ramas de una palmera, la policía hizo limpieza, tiró todas las mantas y ropa y enseres de la gente: toa esa porquería a la basura; pero mi manta, no; no la vieron; así que la extiendo sobre el césped y echo una siestecita. Me recuesto deste lado, del izquierdo; del derecho no puedo dormir, por el hombro. Los domingos me compro un litro de agua para acompañar al bocadillo de María Arteaga, que ese día no da caliente; me lo tomo allí mismo. Por la tarde a lo mejor veo a mi hija; y a mi nieto. Y a las seis al Centro, hasta no entrar en el CPD.

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